Esos días de carpetas
hojas sueltas y
libros viejos
de paredes pintarrajeadas
pelos largos
y faldas cortas
hicieron un nuevo amanecer…
cada madrugón
con las botas rondando la esquina
carreras a la escondida
brochazos de página final
con un único café aguado
con un poema y
una canción…
lejos hoy del empedrado
miro verdear la hierba
atrapada entre las rejas del portón
sobre el barandal…
los años se cayeron de golpe
la rutinaria inercia de los días
también…
ha quedado en lo profundo del alma
aquella ensoñación de luz matinal
invadiendo cada jornada
para estrecharse en más de un beso
en todos los abrazos…
allí y ahora
escrito en los maderos
sobre las hojas
con la vacía banderola
la misma pasión constante
nunca diluida…
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