Vi subir la vida por los muros sagrados,
Escuché el silencio perfecto de las alegrías,
también sufrí los gritos de desesperación.
Vi reverdecer la esperanza después de la
desolación.
Supliqué a la luz brillara sobre mis valles
desolados.
Y en un día maravilloso todo floreció.
Recogí las gardenias más hermosas,
Su olor embriagante inundó mi alma.
Tuve un rosal solo para mí,
y cuando quise regalar al que decía amarme
fueron rechazadas mis flores sin conciencia.
Pero vi subir la vida por mis paredes internas,
Y un hálito de alegría se posó en mi rostro,
y ya no sufrí más.
Alabada sea la vida en todas sus formas.
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