Dedicado a todos los seres de buena voluntad en el mundo
Pasan los días de la vida nuestra,
raudos corceles casi inatrapables…
¿Cómo entender aquello que se muestra
si no consigo asir lo inexpugnable?
En esa misma senda a ti te encuentro,
buscando siempre las respuestas ciertas,
el devenir y el ser, costado y centro
de tantas penas y heridas abiertas.
No importa, Hermano, hallar las soluciones
de las angustias y de las violencias,
ni las razones de las sinrazones.
¡Será bastante en nuestras experiencias,
reflexionar y actuar con corazones
plenos de paz y amor en las conciencias!
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