Las aves retornan... Sus trinos son lejanos y lastimeros...
Lejanos... Largos... Demorados... Lentos...
En el atardecer cálido y manso de Enero...
Cuando todo comienza... Cuando todo puede ser
posible...
En el atardecer cálido y manso,
el dorado de la fronda resplandece… Efímero…
Luego, se apaga… Se va… Desaparece…
Como un tímido presagio de otras horas...
Que serán más doradas, mágicas, espléndidas…
Que serán como siempre las soñé…
Azules y doradas… Como mis sueños…
Sí: únicas, mágicas, radiantes, espléndidas…
Azules y doradas… Como mis sueños…
Horas felices que me esperan... Horas felices y
compartidas...
Únicas, radiantes, mágicas, dulces, espléndidas,
bellas, tiernas, felices, compartidas…
Azules y doradas… Como mis sueños…
Algún día... Algún día...
Dios sabrá cuándo. Dios sabrá cuándo.
Yo espero... Confiadamente...
Espero... Espero...
Espero.
En el atardecer cálido y manso de Enero...
*, desde mi humilde rincón de “LA CASA AZUL DE
LA POESÍA”,
2/1/2022, Bahía Blanca, Argentina *
Muy bello poema para transmitir amor y paz. Muchos saludos. Kory de bahia blanca.
ResponderEliminarHermoso poema en el que se impone muy sutilmente la esperanza de un futuro más placentero, más lleno de amor. Se utiliza el recurso de la repetición para enfatizar la esperanza de mejores tiempos. Felicitaciones.
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