En cada ranura
De toda aurora
Donde se anida la vida
Cuando surge la primera nota
Y se tiempla
En un hilo de luz
Suelto mis hilos sobre su cauce
Labro su hondura
Y me adentro
Para seguir naciendo
Un surtidor de latidos
Irradia
Va enraizando nuestros pasos
Entre tañidos de nostalgias
Ceñida de oraciones
Inmersa
Hasta volverme frágil
Soy, quien a tu puerta
toca
Bajo tus ojos respiro
Exprimo el silencio
Para saciar mi soledad
Hermoso poema. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarBello poema con magnífico despliegue de exquisitas metáforas. Felicitaciones.
ResponderEliminarHermoso poema, invita a entrar por la cerradura como invisible ángel del amor.
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