Muchos pretenden negar
tu existencia, Dios que mío
te hago no sólo en sueños
sino en mi vivir diario.
Te hallo en cada acción
emprendida con el entusiasmo
que me despierta sentirte guía.
No puedo descifrarte.
Me resultas un enigma.
Misterio, al lado de mis horas.
Presencia que intuyo,
sin lograr conocer tu rostro.
Tu luz y tu universo,
fieles me sorprenden
con sus demostraciones.
Un equilibrio que sólo se entiende
si la respuesta eres Tú,
Todopoderoso que lo puede todo.
Hasta darnos vida y quitárnosla
a tu antojo.
Bajo tu mirada vivimos.
Atisbo que de corazones sabe.
No se fía en apariencias.
Cumple con sus propias razones.
Las que el hombre desconoce
debido a sus limitaciones.
En cambio, Tu, Ser de entidades
que se esconde bajo tus propias leyes,
al humano lo haces crecer.
Le das voz.
Le extiendes tu mano cuando
te halla aunque no te vea.
Es lógico que algunos te nieguen:
lo material prima, aunque
lo espiritual tenga su llamado.
Responder a ese secreto
nos hace vislumbrar en nosotros
la chispa divina que nos insuflaste.
La llama que se prende
cuando por voluntad propia
te escogemos como faro.
Como el Ser Supremo que eres.
Poder asumir que somos la
más bella creación
que pudiste inventar:
a tu imagen y semejanza.
Algunos filósofos te defienden.
Otros te matan o simplemente
anulan tu concepto para dejar
al mundo vacío de ti.
¿Cómo concebirlo sin ti?, me pregunto.
Sin pretender juzgar a nadie,
me digo, quien no te tenga en su
interior
cuánta verdad ha perdido en su andar.
Buscarte y hallarte es nuestro entender.
Libre albedrío que nos fue dado.
Quien sepa usarlo para bien,
encontrará maravillas que sabes
entregar a diestra y siniestra,
con la generosidad que sólo Tú
puedes generar.
Acorde con tu principio fundamental,
que cada quien es dueño de su ser.
pueden describirte a su manera
para descubrir que la gran incógnita
de la existencia sólo la resuelves tú,
Amado mío, que todo lo puede,
aunque muchos te nieguen.
Otros te defendemos porque en ti
reconocemos nuestra fuerza.
Y la grandeza de astros y estrellas
en cielos que nos acercan a ti.
Anfitrión de lo Infinito.
Huésped de almas que te acechamos.
Te precisamos en cada acto de nuestro
existir.
Amado mío, a tu lado me siento
colmada por tus brillos.
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