Juega el Toro y juega el Cóndor.
Al centro de la
plaza el pisonay gigante y centenario.
El Toro alocado por
el pico del Cóndor en la nuca.
El Cóndor amarrado
con alambres
a las espaldas del Toro.
Junto al pisonay el
cilindro de alcohol de maíz y caña
y el pocillo desportillado.
Y los capeadores
con mantas multicolores.
Al final, si juegan
bien, el Toro
y el Cóndor serán separados.
El matador entrará
con su ropa multicolor, su manta,
y en una mano el cabo de dinamita
para volar el pecho del toro
y salir danzando.
El Cóndor será
llevado a la piedra
de las despedidas, cantado y llorado,
con anillos de plata y cintas de colores
y ya reventados los ojos dejado al aire
donde irá como mensajero
hasta perderse en el centro del cielo.
Y la fiesta proseguirá, proseguirá.
© F.M. felicianomejia.com
De: Wakonada, pág. 47.
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