Abril,
las hojas de los árboles
son mariposas encendiendo la noche
y fragantes jazmines se abren de par en par.
Luna blanca en un pozo de estrellas,
vampiro de rosas rojas prendido
a mi cuello.
No precisamos deshojar margaritas,
la certeza desnuda se agita con las olas del mar
y en el ramillete de arena que parpadea
en mis manos.
Mientras en el fondo del océano,
moluscos iridiscentes, artífices de las gemas,
atesoran en el arcano de sus
valvas nacaradas,
la perla insondable,
única,
predestinada,
el amor.
Estimada Leonor, bello es su poema, un gusto leerle. Gracias por compartir.
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