Ahogar los cantos de las calles
es una forma de ignominia
y resentimiento,
pero las calles seguirán
siempre bailando
porque son incansables
y se rebelan
y escriben con roja
impotencia
la obertura
del abominable sinsentido.
Colombia, hermana,
bella hasta quedarse sin
aliento
¿Por qué escribes cíclicamente
la sinfonía del perfecto
fratricida?
Las calles son para
trabajar, si,
también,
y para pasearlas y
sonreír
para cantar y para bailar.
La calle es el foro
donde dan sus primeros
pasos
todas las democracias,
el mercado que alimenta
el cuerpo y el alma,
la plaza pública, la de
todos sin dejar uno,
el lugar donde se
manifiesta
la alegría y
los que tienen hambre de
pan
y sed de justicia,
la plaza abierta para
celebrar
las fiestas y los
armisticios.
Las calles de Colombia
son para vivirlas y
resistir
hasta que el rojo, el
azul y el amarillo
dejen de estar patas
arriba.
Las calles de Colombia
son para vivirlas,
no para morir en ellas.
Que nunca más ahoguen los
cantos
ni llenen las calles de
balas
e intolerancia.
Hijos de Colombia,
hermanos,
por favor,
daos la Paz.
Gracias Gloria por la solidaridad de tu poema con Colombia
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