Irremediablemente Faustino
quebró su arco
Rebuznándose en la mar en su
pequeño bote
orlado de anchovetas que le
ceñían el pecho
mientras la espuma subía como
alcatraz torpe
sobre las rocas y se fue
partiendo percudiendo
como dos alas la ambarina luz
del sol
gimiendo una imprecación
inaudible
a modo de soplo como viene el
hombre después de inundar
a la hembra a destrozarse con
las aguas un día antes
en las resecas playas en que
por primera vez
vi su negra elegancia y ya no
tengo memoria de él con su arco quebrado
sobre las hélices que suben y
bajan en su pecho
Y que ahora duermen para
siempre Fue mi padre un buen tiempo
en que no creía en ellos Oh
consolá consolá me decían antes
los yerros de los vientos al dibujar
mi sombra
Qué falsía qué fachada qué
cacharro Esa la mía la venérea alta
con que se cubre el rostro de
aquel que más quiero
Y qué sentido tienen ya las
cruces del camino
qué de los pies áureos
resplandeciendo incivilizados
bajo la tierra?
Ya su nombre no resuena no
gotea. Y yo ya aprendí a cortar redes
a ser juerte como esposa y
deslomado de oficios
golfeando en esta barca las
entrañas de la luna
como un animal montaraz
escupiendo a la multitud
No sé más que inclinarme en el
largo viaje que me espera
Irremediablemente Faustino fue
mi padre Irremediablemente
Yo lo Sentencio.
(De Pastor de perros, 1993)
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