A ese nido de espuma y algodón acunando
mi conciencia desmayada,
mi yo exhausto y vulnerable , mi ser
perdido y encontrado
en un terraplén de ensueños, mi cabeza
despeinada.
A esa tibia compañera de aventuras
nocturnas
al visitar fondos de un abismo o algún
puerto escondido
que enmadeja su historia a mareas de
altamar
A mi sabia consejera revestida de
paciencia
al recorrer misterios de la noche que
en mi duerme
y es soporte de sueños engarzados a
nubes,
a canciones antiguas que eran hits en
la radio
y a durmientes esquinas de poblada
soledad.
A este asilo nocturno para mi cansancio
de arena,
mis ojeras, mi saliva nocturna, mi
adormecida playa,
mis orejas en conflicto con el comedido
cuello,
y a versos que despuntan y revuelan
en contundente triunfo sobre la
oscuridad.
A ese humilde colchoncito de algodón
con un quince por ciento de espuma
engalanada
y que jamás desmiente el llanto o el
placer
o niega el pasmo y el temblor
declarados en la nocturnidad.
A mi almohada … a quien veo primero al
despertar
hecha un cáliz de flores deshojadas
A la testigo de excepción de
tribulaciones y victorias
A quien lucha a mi lado contra un
cortejo de sombras
y
con la que comparto una visión de fragantes rosas rojas
que me otorgan ciertas noches
enalteciendo el alma
...este insomne poema,
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