La tierra es el destino del tiempo
madre generosa de los
pensamientos
sombra imperfecta de los
amarantos
en los arrecifes de las
ilusiones perdidas
La tierra es la madre que
amamanta
las ganas tremendas de
beber el mundo
en un sorbo que llegue
hasta los pies del árbol
que sembró el abuelo
mientras soñaba despierto
La tierra es el círculo de
fuego danzando en la luna
la ubicuidad de su ser
lanar y de penumbra
teje la noche el hilo que
vierte
la nocturnidad luminosa de
su vientre
La tierra, este
puñado de lágrimas
que brotan de mis ojos, de
los tuyos
y de aquellos que amasan
la esperanza
mientras navegan
en caballitos de totora
La tierra es el lecho
donde duerme
el néctar de la abeja
reina
sucumbiendo al peso de la
sola dicha
mientras las obreras
mueren trabajando
La tierra está sufriendo
gravemente
de los desatinos de sus
hijos calavera
que muerden el caos de la
soledad
hurgando en las cenizas de
la suerte
Cajamarca, 10 de abril del
2017
Gracias Socorro Barrantes por este poema tan profundo y reflexivo en su lirismo.
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