Navegabas en tu mar propio, etéreo
Sin
horizonte cierto
Sin
atisbar la tibieza de algún puerto
O una
luz, una estrella, un lucero…
No
sabías, no, no podías saber
De tu
destino incierto,
Pero
a pocas lunas de tu alumbramiento
Un
ángel sobrevoló tu derrotero.
Te
cuidó día tras día,
Te
llevó por mares sin tormentas
Y
cual estrella de Belén guio dos pastores
Que
traían de amor las manos llenas.
Y un
día de júbilo abandonaste
¡Tú
barca pasajera!
Dos
brazos se amoldaron a tus formas
Y te
acunaron con fe por vez primera.
Por
pesebre una cuna de madera,
Tibia
y perfumada,
Despertó
de su sueño solitario
Y
entre sus alas limpias te esperaba.
Sé
feliz Joaquín, sé feliz,
Que
Dios ha puesto en tu destino
Cual
María y José, dos buenos padres,
Que
con su amor te guiarán por el camino.
Sé
feliz Joaquín que Dios es contigo!!
Hermoso, amigo Mario. Felicitaciones. Me parece que eres el abuelo de Joaquín. Disfruta esa existencia.
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