El primero de línea
a pecho abierto enfrenta la refriega
en la oscura luz nocturna
de segazón absoluta de la razón…
La metálica marcha de las orugas
no se detuvo
ni el fuego dejó de invadir
techos almas y casas…
Todos los caídos
aún yacen sobre la berma
con aquel rictus
de crispadas manos…
Marchitos los yelmos de la vida
la refriega no cesa
la Franja muere mancillada
por la estrella de David…
19.3.2025
Aquel que siembra vientos cosecha tempestades. Más de uno está sembrando y todos cosecharán. Magnífico poema, muy al día.
ResponderEliminarUn poema que toca y perturba nuestro espíritu. ¡Somos Gaza!
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