El velo de la noche se desliza
el sol inunda el lecho
los amantes naufragan
entre cometa y nave
las sábanas sudan
el reloj se ha detenido
surca el cielo
sumergidos en fluidos
ruedan imparables
saltan abismos
hacia la cascada
divagan entre colinas
anillados consumen su aliento
se embelesa la energía de mar
remontan el cenit
entre la selva
alcanzan la pradera
con deleite rinden sus espíritus.
Es la hora de la vida
el aroma de una taza de café
amaina el fuego.
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