Ya no es madrugada
para este bosque de insomnios
Tampoco
huracán de nueces
que
golpean
los
párpados de hojas y madera.
Son los
sueños atascados
que
incendian esta pena.
Porque
al dejarte
mientras
me llamabas
y
caminar dándote la ausencia del no mirarme
eran
para que tú no vieras
éstos
riachuelos bajar de la montaña
pensando regresar
con la dulce luna
para la cena.
Por eso
mi ausencia.
Para ti
mi hermosa niña...Cayetana Cabanillas.
De tu
padre que te adora.
Cuando regrese te las leeré entre lágrimas.
Sencillamente fascinante¡ Felicitaciones!
ResponderEliminarExcelente VIII
ResponderEliminarUn poema bien humano y suseptible...
ResponderEliminarTrasmite serenidad y alivio para el alma
Hermosas palabras hechas poesía.
ResponderEliminarlindo poema
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