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Mi infancia es un bello tren
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que se anuncia desde lejos,
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con su silbato de sierra
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y vagones de otros días,
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otras voces,
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otras risas,
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que pasan ante mi puerta
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con sus sombreros de fiesta,
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con sus ropajes sin tiempo.
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Mi infancia viene y se aleja
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con su sonaja de rieles.
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Yo soy el niño que observa
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yo soy el niño que
aguarda.
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Yo soy el riel
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por el que ella regresa.
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Me gustó el poema. Mi reflexión apunta a que es un poema que ayuda a regresar a una etapa de nuestra vida en la que hay simplicidad, sosiego, y seguridad. Que periódicamente viene a nuestra mente para hacernos descansar ya de adultos en imágenes de nuestra infancia y darle sentido a donde nos encontramos en el caminar de la vida.
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