Caminar
errante, concierto de pasos
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Caminar
sin rumbo, ni tiempo, ni distancias
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Ávido
de rostros, de cuerpos, de imágenes
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Sediento
de un alma, sediento de vida
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Cruzo
calles vacías, sembradas de olvido
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Y
entre los despojos y las hojas muertas
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Y
entre las estrellas, celosas del día
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Trato
siempre en vano de hallar el camino
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Que
perdí una noche en pos de mis pasos
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Cuando
llega el día y acallan las mentes
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Cuando
usurpa el Sol la claridad de la Luna
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Sólo
entonces gente, vacía, sin tiempo
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Sólo
entonces niños de pálidos rostros
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Sólo
entonces vuelvo al inválido mundo
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Que
desprecia el alma, que desprecia el cuerpo
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Con
aquellos seres, bastardos, profanos
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Con
aquellas madres de vientres cegados
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Con
aquellos niños de alegrías muertas
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Comparto
la vida, comparto el camino
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Comparto
la fiebre de la madrugada.
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