martes, 6 de agosto de 2013

Asomada a un sueño – Hugo E. Leguizamón


Para Lea, mi madre que se llevó el Alzheimer


¿Sabes madre…

que un lazo de araucarias

envuelve mi ventana,

y que inmóviles sombras

vienen a evocarte

como dulces espinos del ayer?


¿Sabes?...

Yo les llamo la envoltura del alba,

el sortilegio que arrastra

lánguidamente

aquellos silencios abandonados

de la noche…

cuando tu soledad agonizaba

fuera del tiempo,

lejos de mis manos

y de mis ojos clavados en ti

para dejarte la última mirada,

el inútil reposo

de una caricia en la frente


¡Y fueron tantos días…

donde poco a poco

tu memoria se hizo misterio,

tu palabra mudez,

congelada ternura

de rostros y aniversarios

Transcurrir,

de simples historias

hacia un difuso barranco

de olvidados duelos

de confusas Navidades

con pesebres y mesas,

y tus nueces en el mantel!


¿Sabes?...

¡Nunca te dije

que allá en Carmelo,

trepado a tus brazos,

tal vez me haya sentido

mas cerca del cielo,

deslumbrada mi inocencia

por un sol pueril…

tus pasos en la arena

y el agua ancha del río

que traspuse como en sueños!



Nunca supiste madre

que asomo a mi ventana

y soy hoja caída

de todas las arboledas…

y pienso en esas sombras,

en la inextricable región

donde cayeron tus luceros,

los verdes parques que amabas

y el tierno designio

de inaugurar mi corazón

con un soplo de vida,

y arrimarle fragancias

a escaso tiempo…


de mi primer primavera

1 comentario :

  1. Comentario de Ana María Intilli para Hugo E. Leguizamón.

    Asomada a un sueño. Evocar a la madre, fuente de vida, de amor. Evocarla en el inevitable ocaso, afligida por la enfermedad. Recuperarla tal y como fue, y amarla.

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