viernes, 18 de abril de 2025

PRIMERO FUE por GLORIA NISTAL

 Primero fue la infancia ciega,

que iba escribiendo tactos

en cuerpos sin cocer

y deletreaba alfabetos ilusionados

en nubes de algodón de futuro.

  

Después llegaron las mesas que conocí

en mañanas de filosofía autónoma

y rebelde.

 

Luego el torbellino de enhebrar

deseos y destinos

tejedores de almazuelas desbocadas,

respetando, eso sí,

el horario de las fichas.

 

La vida brotaba de las cornucopias

de los países inventados,

de los océanos

de insospechados azules.

 

Pero una tarde se hizo tarde para todo

y la esperanza quedó enganchada

entre las rejas

y el odioso cangrejo

se la llevó hasta la muerte.

 

África superó algunos lutos,

y me regaló el sentido del ser y el deseo.

Siempre estaré agradecida

al continente más abierto,

a su horizonte.

Volví a vivir deprisa,

volví a tener un presente intensamente florecido.

 

Hoy ya no espero que mis ruegos

horaden tu hipocampo ausente,

pero sueño,

sigo soñando vuelos

y fotografías,

palabras de arena

que construyan castillos duraderos,

sigo soñando reencarnaciones improbables,

de algún modo… sueño.    

 







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