Buena es tu voz
que me trae el viento de la tarde
y la dulzura y la paz de la tarde
cuando llegas
y eres el sol cayendo
cayendo dentro de mí.
Bueno es esperarte
ansioso e inquieto como un pájaro
ansioso e inquieto como un hombre que soy
y que te espera.
Bueno es pensarte ahora que no estás
y eres la carne azul que yo deseo.
Y finalmente,
bueno es poseerte cuando todos se han dormido
y somos solamente dos
en la noche poblada y en silencio.
Del libro Oscuro y diamante (1998)
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