¡Qué afortunada fui
Cuando se
volvió a sonreírme
¡Y me
estuvo mimando durante años!
La
añoranza enloquece
Recordando el paraíso vivido,
Que no
soñado,
Cierto, seguro, palpado,
Palpitado,
Grabado
en las vísceras
Y en el
alma.
El amor estaba cuando yo llegué
Y se
cambió de casa
Y se vino a vivir conmigo
Con todas
sus consecuencias.
Ahora, en
el después que habito,
Expulsada
varias veces del edén,
Huyo de
la nostalgia,
Aborrezco
llegar a ser
La persona que mira con melancolía
Los dulces paisajes del pasado,
Esos que
también fueron amargos,
Pero
compartidos.
El amor
ya no está
Cuando yo llego,
Pero sé que sigo siendo afortunada
Y sonrío
Llevando en mi cara todas las muescas
Del
pasado y el futuro.
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