Fue como atrapar un momento en una red
antes de que volara
muy lejos.
Debió ser ella quien
escribió en el muro
a falta de árbol.
No, fue él quien
puso primero el
nombre de ella.
El que se sienta a
recordar ocupa otra piel,
una manchada y
arrugada ya.
La que no recuerda
habita su estrella apagada
a miles de
kilómetros.
Conjuraron a sus
antiguos fantasmas
cuando pintaron la pared.
Gloria Portugal Pinedo. Trujillo, Perú, 1976
Gloria, Poeta, bello poema el tuyo; nos hace pensar en "cuando se ocupa otra piel". Genial!!!
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