El calor agobiante sacude la mañana.
Una mujer mata a su vecina
por amor a un perro.
Dime que te fue bien conmigo
quiero saberlo
quiero escuchar las flores susurrando
en tus labios.
Buscamos estremecidos algo que retenga
este presente inalterado
por la eternidad.
Tu brazo aprieta fuertemente mi pecho
tu mano, donde brilla otro anillo
tiembla sobre mi rostro.
El sol salvaje arroja la llave suavemente
dentro de trampas redondas.
“¡Detente!”,
grita la muchedumbre
siguiendo desde la lejanía
mi vuelo vertiginoso hacia el abismo.
El colérico amor del mediodía
pasa rápidamente frente a nosotros
como unos paracaídas multicolores
que nunca se abren.
Traducción de Luis Raúl Calvo
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