jueves, 19 de octubre de 2017

NOCHE Y DÍA por CARLOS CASTRO


Absurda mezcla de canto y lamento,
canto a tajo abierto de abandono,
lamento atardecido en plena altitud
ambos tenían dentro la ausente parodia
ocultar su verdadera voracidad suicida.

Convergencia crucial de desencanto
con asidua insistencia y porfía
derribando hasta la claridad del día
juntando las horas se van a meditar
la metáfora de la belleza esquiva.

Coalición de diastrofismo, aquella
dentro la esmeralda mirada de monarca
mientras bajo el desdén hipócrita
de los despojos, viva y agonizando todas
las reliquias empequeñecidas y baratas.

Dónde hallar el binomio de los ojos
o los pasos en coincidencia de obstáculos
del camino, por fin a fuerza mutua
puedan sentir el mismo aroma e intensidad
de todo cuanto pueda dar ambos seres.

Tú el día, yo la noche, he allí el axioma
nada más que veinticuatro horas navegando
dentro la luz y sombra, tú sin lástima
afilas el perfil de la luz para poder
acariciar a la noche cuando todos duermen.


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