lunes, 21 de agosto de 2017

DUDA por ERNESTO LOBO


Y yo
Descreído ácrata
Seguí creyendo
Viendo la lluvia de lágrimas
Bañar la madreselva que
Sorteando la cerca
Se alzaba hasta las cumbres blancas del poniente
Rompiendo mareas
Navegando a ciegas
Trastocada por un pálido horizonte
Desde donde vertía sus pétalos
Inundando de fino almíbar el
Ajeno extremo final de los mares
Y yo, incrédulo en la inocencia
Armé mis trastos de metal
Junté mis versos aun sin ser cantados
Arrumé fuerzas
Escondí un tanto de azarosa suerte
Para seguir el rastro de los pétalos encarnados
Subir por las cadentes salas
De la certeza
Me hice de azadones y bestias encabritadas
Corté en dos las calles baldías
No acallé mis miedos
En el valor extremo de la agonía
Insulté la cuna de los dioses
El palacio vestal de las vírgenes
Gemí de valor como de miedo
Invadí la soledad
Violenté cien ninfas
Hice con mi vehemencia un rito matutino
Sostuve todas las mentiras para soltarlas libres
Enseñoreadas en el patio de los sabios…

Incrédulo de hombres y de dioses
He creado un rostro que se refleja
En el pesar de todos los ojos
En el temblor de cada duda
En la sombra esquiva de mi cuerpo…

Descreído ser de la mañana
Debo salir ahora con las manos henchidas en sueños
A construir un mundo mágico
En donde cada fantasía
Sea una infinita duda…


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