sábado, 9 de mayo de 2015

A mi madre por Ernesto Lobo…



¿Acaso me es extraño su cansino andar?
Quién podrá decir que no son los mismos pasos que amamantaron
Las dormidas horas de mi infancia
Cuando el tiempo se detenía en las esquinas
En plácidas tertulias de mediodía
Frente a la panadería
Justo cuando el tranvía detenía su juego de ruecas
Para dejar que ella escapara de un camino sin destino…
 
He vuelto a mirar las ajadas hojas del libro
Aquel que conserva la dulzura de sus dedos
Quebrando la trama de una historia sin final…
 
Si me es difícil hablarle ahora es porque dormita
En aquella su poltrona de mimbre bajo el sauce
Junto a la cascada de hojas que el otoño inventa…
 
Quiero volver la mañana próxima
Como la que se cierne aún más allá
Para decirle entre gritos, juegos y tibias manos
Que su cansino andar sin duda alguna
Precede la alegría de encontrarla así
Con la mirada perdida en algún sueño esquivo
De aquellos que tal vez
Solo tal vez
Pueda deshacerse en la magia de su sonrisa…

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