Andaba en círculos.
Sin abrir los ojos, luego de unos
pasos flojos,
Se encontraba nuevamente ahí; en
el mismo punto gris.
¡Ya basta! Su mente gritó.
Entonces, optó por divagar en un
mundo paralelo…
… Un día verde, como hoy, el olor
a eucalipto refrescó su mente pálida.
Por la alameda de tierras
húmedas, un potrillo azabache galopó hasta alcanzarla.
De reojo, ella lo observó.
Él, no dijo nada.
Y con el eco combinado de cascos
y botines, se alejaron rumbo al valle encantado de
Eternas parras.
Claudia Cáceres
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