Amigos,
cuando mi espíritu deje esta envoltura
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y se libere
la energía que contiene,
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la fuerza
vital que constituye mis anhelos,
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depositen mis
despojos en la Isla.
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Aquí, donde
me llené de un claro azul marino,
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donde vacié
mis lágrimas saladas de tristezas.
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Aquí, donde
moví el contorneo de las caderas
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danzando
enloquecida
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en el
carnaval loco de la vida.
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Aquí, donde
alguna vez me arrodillé
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frente a
altares misteriosos.
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Altares en
penumbras
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sintiendo la
magia de los ángeles,
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ángeles
guardianes de mis tentaciones.
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Ángeles
protectores que arrancaban
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las telarañas
que arropaban mis ojos.
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Aquí, donde
se preñan las arañas y brillan los cucubanos,
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seducidos por
un cielo luminoso
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deseo
depositen mis despojos
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en un hueco
perfecto,
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en la tumba
perfecta,
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en la tierra
santa que me nutrió.
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Aquí, en esta
Isla donde fui feliz junto a mi madre,
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adorando la
gallardía de mi padre,
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sintiendo
orgullo de mi buena hermana,
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en crujiente
espuma flotante,
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donde nació
Venus, pariente del amor.
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Y reirán las
olas con el abrazo de mi cuerpo,
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sabiendo que
mis huesos
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bajo esta
arena
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florecerán
eternamente.
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