Ay María Toña tus pasos de ayer
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cuando por mi calle yo te vi correr
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cargando cuadernos y libros de
inglés.
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Tus zapatos negros tu pequeños pié
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-tus niños te esperan en un
carrusel-
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en aquellos patios que no has de volver.
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Gramática y canto iban a aprender
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y tú presurosa sin ver el después,
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tu sonrisa airosa y rosa tu piel…
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El cura del pueblo te amaba tal vez
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y tú no veías el atardecer.
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Tenías tus niños corriendo en
tropel
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diciendo tu nombre… Queriendo aprender.
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Y todo lo diste sin ser tú mujer
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tan sólo maestra que no ha de
volver
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por aquellas calles que te dieron
miel,
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cargando cuadernos crayolas pincel
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dando a los niños todo a conocer.
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Ay María Toña los tiempos de ayer
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tu dulce sonrisa llevas en tu piel
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las hebras de plata adornan tu sien
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y guardan intacta toda la niñez…
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Los años pasaron no pueden volver
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a aquella escuelita tu amoroso ser
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y todo ha quedado en aquel ayer
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y hoy aún sonríes sabiendo que
Aquel
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te abre sus brazos y te vas con Él…
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Ay María Toña tus ojos lo ven
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estás en tu cuarto sombrío tal vez
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tu lecho tan frío te roza la piel.
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Tus cálidos sueños envuelven tu
ser.
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Ay María Toña ¡A aquella escuelita
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ya no has de volver!…
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Lilian
Viacava Dama de la Poesía Copyright
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