Llegas poco a poco
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como el amanecer,
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ocupando mi cuarto
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llenándolo profundamente de luz
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Vienes tan sigilosamente
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que ni siquiera te siento
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Seguro aprovechas el atardecer
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para acercarte y esperarme
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sin que me dé cuenta
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Utilizas
los cielos, la brisa
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y los
colores del ocaso
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para venir sin darme tiempo a nada
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Vienes y te asomas entre libros
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coges
mis lapiceros, mis manos
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y como a una niña me haces escribir
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me soplas ideas y mensajes
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que solo podrían venir de ti
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Llegas con el agua de la lluvia lenta
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y aprovechas su danza, su música, su elenco
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para entrar a mi cuarto antes de que cierre la
puerta
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Vienes con la luz del día que amanece
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Te acercas tocando y encendiendo mi cuerpo
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mi corazón y las ventanas de mi vida
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Cuando ya había sucumbido a la enfermedad
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firmado
mi rendición , y capitulado
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cuando estaba a punto de quemarlo todo
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mis cuadros, mis poemas
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Tenía ya
la notificación de desalojo
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y te apareces en silencio, como si nada
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Llegas como si fuera ayer, discreto
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y
con facilidad ordenas todo de nuevo
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(conoces cada lugar)
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Devuelves a su lugar lo que había empacado
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comienzas a pintar mi casa otra vez con este
color rojo
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como este ocaso de esperanza
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Llegas y
sorprendida aun
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no sé
cómo hablarte, que decir
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estas aquí y no sé cómo atenderte
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que darte,
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que servirte
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como
serte agradecida
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Estas aquí, y solo atino a rezarte despacito
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despacito
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para alargar el tiempo
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y tú te quedes
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