Un
destello de luz diamantina
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se
tornó en materia candente.
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El
Universo al tacto se hizo sensible.
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La luz
acababa de ceder,
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desde
su vientre, un alumbramiento
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como
por acto de magia
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y tal
vez en puro silencio.
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Testigos
no hubo, no asistieron.
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Si el
parto fue adornado
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con la
primera sinfonía de Dios,
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nadie
la escuchó;
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los
oídos surgieron luego,
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posterior
al magno evento.
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Hoy la
universal humanidad
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ostenta
luminarias de alto vuelo,
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astros
que muestra el firmamento
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para
su disfrute, su encanto, su magia
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y del
Espíritu el sustento.
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Luego
de hacerse la luz
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la
misma luz parió un Universo.
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5-23-14 ehvs Hormigueros Puerto Rico
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