Tú te quedaste igual con el misterio
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del continente del sur,
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contenido entre países de nombres sonoros,
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por encima de los mapas del
mundo.
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Cada
palabra tuya
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resuena como cuentos desconocidos
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de sangre y sueño;
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cada
mirada tuya
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refleja la pena por los pecados extranjeros:
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los tuyos, los míos.
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Tú te
encaminas raudamente
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por calles deslizadas,
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mientras
el rayo de tus ojos
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—tímido tentáculo—
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se va
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en la cascara estrecha y protectora
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del viejo caracol de oro pesado.
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Traducción de Luis Raúl Calvo. Poemas de
“El barrio latino”
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