viernes, 5 de septiembre de 2014

Reflexiones poéticas por Irene Mercedes Aguirre

Tengo conciencia de un lenguaje arcaico
que hoy parece apagado, perimido.
Territorio que  excede las palabras
e  incluye nuestras  vísceras y el ritmo
que acompasa las horas y las almas,
la esperanza de Dios…  ¡como trinares
de arcanos  ruiseñores reprimidos!
 
Las palabras no pueden expresarlo,
porque alude a la esencia, lado a lado,
siempre elusivo , ignoto, irreverente.
Allí  el hombre se enfrenta al desafío
de expresarlo en intentos reiterados..
pero  su   ser  proteico , inatrapable,
nos desecha ,   fallidos y frustrados.
 
Mas   la música puede reflejarlo,
en el punto central de lo expresable,
mientras que la poesía abre un resquicio
hacia ese sitio extraño al pensamiento.
Contra su muro  chocan las teorías,
hipótesis y tesis, los análisis…
nada da  cuenta de lo inexplicable.
 
 
El frágil equilibrio de las horas
lo sostenemos con febril   esfuerzo
y siempre acumulamos las  palabras
para evitar la lúcida pregunta
sobre  el silencio incógnito e inmenso.
¡Nuestro razonamiento no lo alcanza!
¡Sólo con la intuición yo lo refuerzo!
 
¿Se tratará, tal vez, de dar un giro
en el juego binario de costumbre,
para entender que ese lenguaje arcaico
se esfuerza por brindarnos su mensaje?
¿No será que despierta en las palabras
un eco que remite a su existencia
donde la incertidumbre es certidumbre?
 

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