Para un perro hay una perra
Lo fuiste en mi covacha
Bruñido excitable abriendo mi puerta de a pocos
Entre hamacas invisibles
En tu cuerpo fui una perra bruna
En tu vida clara en tus tardes clandestinas en tus sombras
Perro y perra que se evitan y se echan
A bocados a rasguños furiosos tirados erguidos
Fragantes en el bosque donde fuimos pródigos
Tu ribera tu piel tu pellejo tu fruto: un árbol en mí
que arrebato y avistas como la Vía Láctea
que se clava en mi vientre
alcayata y punta semilla crema y limo
osado perro ardido guitarra penetrando en mí tanto
Y al final termino
sorda, afligida y pétrea.
0 comentarios :
Publicar un comentario