Ser mujer
y morir en el
intento,
como cada
quien
que pisa y
pasea por el planeta.
Disfrutar sin
límites de los innumerables
matices
y gamas de
los grises.
Tocar y
escudriñar, respirar
los millones
de verdes y
azules, los ocres
que cada
mañana
corren a
colorear la tela
de la
naturaleza.
Enamorarse de
los rojos
que suben
desde el corazón
para
depositarse en los labios
y teñirlos de
emociones.
Saber dar uno
y mil noes a tiempo,
no es no
y siempre
será no.
Querer
también dar un sí,
incluso,
aunque sea a destiempo.
Gozar hasta
el trance
de la música
y las caricias,
intentar desvestirse
las contradicciones.
Entender,
educar, empatizar,
ser solidaria
con aquellas
que no
pudieron acceder
a mayor
anchura de miras.
Regocijarse
en una misma y en los otros,
atragantarse
de carcajadas
caminar en
pie de igualdad,
sin traspiés
o enderezarse
después de
tanto trastabillo.
Con todo,
durante y después de todo,
Ser mujer.
Gloria Nistal,
marzo 2024