sábado, 25 de octubre de 2025

EL SEÑOR DE LAS FLORES EL LOCO JENAIS por ISABEL BARRANTES

 Era la entrada del matadero

allí mismito la vida era un eco de la muerte

pero allí también moraban por horas

los barrenderos de la ciudad.

 

Esa carreta de grueso y duro metal

recogía  a la una de la mañana en adelante,

los cadáveres del día

restos de la ciudad civilizada

la piel de las frutas, el esqueleto de

las cajas vacías, húmedas, rotas

restos de comidas, cáscaras

una inmensidad de plástico.

 

Los barredores de la ciudad

vivían en el campo abierto

pero lejos, por ello dormían

bajo la carreta, al lado de la escoba

echa con ramas de retama

escobas tan grandes como

los hilos de sus sueños sin destino.

 

Uno había, uno, distinto a los otros

se llamaba Jenais y le llamaban el loco.

Corpulento, un Hércules del ande

su pantalón era de lana de oveja

lo mismo que su saco negro;

colgaban unas cintas rojas y amarillas

de su sombrero de paja envejecida.

Sus ojos destellaban la rabia del mundo

enrojecidos por el licor que no faltaba

en su aliento de bronce.

Sus manos eran palas persistentes

para cavar la suerte de los días

el oprobio de las noches heladas

en la madrugada del nunca acabar.

 

Le tenían miedo los niños

arrebataba el viento con su fuete

estrellándose en la pista, en la vereda

de una sociedad manclenca.

Chacchaba coca

su boca estaba verde

de tanto esperar la suerte.

Su caminar hacía temblar al tiempo

mientras barría con sus viejos llanques

tan   viejos como su amargura

y la soledad a cuestas.

 

Cajamarca, 24 de abril del 2025







1 comentario :

  1. Grande tu poética, admirada Socorro. Real su contenido con la certeza de tu lírica.
    Abrazos cálidos.

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