martes, 23 de diciembre de 2014

NIÑO DE LA NADA por Carlos Villa Valle

Mi dolor se ilumina como sangre
desierta.
Baja como lluvia seca aurorada
frente a ese montículo de niños
 tumba-umas, de casas sin puertas
con nombres desfigurados y
apellidos enterrados.

La calle también es privada
y tienes que vivir bajo los puentes,
abrigadito con la mortecina luz
de tus negras costras habladoras.

Niño de la nada,
del cerro, el pedregal, el polvo,
la orilla y el puente.
Los molestas como moscas
 

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