Escucho las noticias:
Sirena de ambulancias
Accidente en el Viaducto
Incendio en Chalco
Salvaron la vida al suicida
SEMEFO confundió un cuerpo
Patrulla en balacera
Romería de niños dios
Vacunas
Covid
Omicrón.
Mundo de mentira,
clavos en mi mente,
ignorantes marionetas,
conocen las manos que las
manejan.
Cuántas veces
escucharé lo mismo.
Qué saben ellos
de poetas y danzantes,
de músicos y tejedoras,
de cielos color fucsia
y de la lluvia que no moja.
Qué saben ellos
del arcoíris en Choquequirao,
del azul de la muyaca
y del rojo de la cochinilla.
Qué saben ellos
de las carcajadas de mi nieto
y el ronroneo consolador
del gato de mi vecina.
Qué saben ellos
de calzados agujereados
en peregrinación
a la gruta de la Virgen,
de los callos en mis manos
campesinas
que les dan de comer,
del olor mi llama,
olor a Sierra.
Qué saben ellos
del oído sordo que escucha,
de la ceniza del ave fénix
y del viaje en columpio.
Qué saben ellos
de la sonrisa de mi perro,
de la voz del charango
y del silencio de la quena.
Qué saben ellos
de ese tronco caído
que vivirá para siempre,
de la alegría de las letras
tras las rejas oxidadas
y de pies deformes
embriagados de Tchaikovski.
Qué saben ellos
de su mirada que dejó en el
papel,
y las mariposas en mi estómago
treinta años después.
Qué saben ellos del beso que te
di
en el alto de Avenida
Gobernadores
y Paseo del Conquistador.
Qué saben ellos de la libertad
del cóndor en cautiverio
y del revés en sus propias
vidas.
Qué saben ellos
de hadas y gnomos
y del lenguaje de la tierra.
Qué saben ellos
de la libertad del que nada
sabe.
Qué saben ellos
de trenes eléctricos
y caballitos de madera,
de carruseles sin fin
y papalotes en el infinito.
Qué saben ellos
del lenguaje de los niños
despiertos
y del silencio de su caminar.
Qué saben ellos
de las cadenas desechadas
tiradas a la basura,
de los latidos de un corazón
en la cima del Ausangate,
del cosquilleo
en la punta de los dedos
al alcanzar las estrellas
en una noche sin luna en
Huaripampa.
Qué saben ellos
del sonido de libertad
y del coro de esclavos
despiertos
de los héroes silenciosos
y de la sedición creadora.
Qué saben ellos
del todo y la nada
en aquella montaña
en la cima del mundo.
Qué saben ellos
de su propia podredumbre
en el pensar sin pensar.
Sí lo saben.
Y callan.