Solo el tiempo, valla
insalvable
y un exilio mutilador
de voces, de abrazos...
hicieron esta plática
imposible
Allá desde mi aurora
inicial
cuando yo también
cruzaba calles
transversales
y absorto leía tus
versos
tu lenguaje coloquial
de camarada
Solo el tiempo Luis...
Llamémosle:
"La azarosa distancia
de no encontrarnos"
Tal vez mis deshoras
o algo así,
me impidieron decirte:
-Te invito un café
y charlemos-
en la esquina
imaginaria
de un mítico boliche
con el borde
de las mesas tallados
a pucho y un vidrio azul
de espera bicelado
en madrugadas
En aquel lugar
donde leía tus versos
y me hablabas como
"Ave de paso"...
de "La vida en serio"
agradeciendo
a Gutemberg el milagro
encuadernado
La tierna retrospectiva
de viejas carátulas
El rostro impreso
en cartulinas
lozano y testimonial...
de "Una vida de poeta"
La huella social
y humana de quien
anduvo y anduvo
las cosas del mundo
iluminado siempre
por el "Ocio creador"
e insustituible
de la esperanza
Fue en tu barrio
laberinto que una
noche me perdi
tras un amor inventado
Y reencontrarme
al alba con un libro
de la mano
menos amante
que incrédulo
soñando liberaciones
La faz de un hombre
nuevo
Y hoy, que ya no estás...
a muchos años
de un largo viaje
te recuerdo
en aguafuertes
que me llevo
estampadas
en un pliego del alma
identificándome...
-virtual protagonista-
Uno más que asoma
-y entra para quedarse-
al escenario atemporal
de tu poesía
que nunca afloja
y nos lleva del hombro
en tardes de nostalgia
cuando es necesaria,
"imprescindible"
la palabra de un amigo
que esfume el gris
de ausencia
mientras va entibiando
el sol los senderos
de la memoria...
Te debía...
Nos debíamos esta charla
¡HASTA SIEMPRE LUIS!