Para aquel hombre quien me ha
regalado el cielo
Nada más, nada menos…
A través
de las paredes, bajan de vez en cuando
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palabras
sin cuerpo, enflaquecidas,
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palabras-fantasmas,
vaciadas de miga,
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errando
espacios, llegan y dividen
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los
hambrientos sueños de la noche.
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Hay que
decirte adiós ahora, mi ángel,
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el tiempo
de las salidas nos ha alcanzado
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y ya nos
supera.
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Estará presente en nuestras próximas citas,
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en
nuestras manos enlazadas,
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en los
confusos intercambios de miradas.
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En frases
ásperas, dubitativas y nerviosas,
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colocamos
el fin delante del principio,
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mientras
que el amor, presagiando su destino,
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se
atormenta, forcejeando raudamente.
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Traducción de Luis Raúl Calvo
En “El Barrio Latino”. 2013
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