¿Acaso me es extraño su cansino andar?
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Quién podrá decir que no son los mismos pasos que
amamantaron
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Las dormidas horas de mi infancia
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Cuando el tiempo se detenía en las esquinas
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En plácidas tertulias de mediodía
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Frente a la panadería
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Justo cuando el tranvía detenía su juego de ruecas
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Para dejar que ella escapara de un camino sin destino…
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He vuelto a mirar las ajadas hojas del libro
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Aquel que conserva la dulzura de sus dedos
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Quebrando la trama de una historia sin final…
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Si me es difícil hablarle ahora es porque dormita
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En aquella su poltrona de mimbre bajo el sauce
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Junto a la cascada de hojas que el otoño inventa…
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Quiero volver la mañana próxima
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Como la que se cierne aún más allá
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Para decirle entre gritos, juegos y tibias manos
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Que su cansino andar sin duda alguna
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Precede la alegría de encontrarla así
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Con la mirada perdida en algún sueño esquivo
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De aquellos que tal vez
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Solo tal vez
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Pueda deshacerse en la magia de su sonrisa…
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