El aroma de sus manos me anuncia su partida
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aquella que de niño presentía, cuando en su regazo
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sollozaba abrazándola entre las más tiernas palabras
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-Mi mamita no te vayas -… ¿recuerdas?
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-No llores mi niño… jamás me iré…no llores-
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-“Duerme mi niño…la noche llegó
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mañana temprano amanecerá
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y juntos podremos…volver a jugar”-.
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Ayer estábamos juntos… te abrazaba…me mirabas
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y en el calor de tus palabras me decías
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-“no quiero que te quedes solo…”-
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Recuerdo el primer día que te conocí
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cuando mi primer llanto te avisara que estaríamos juntos.
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Un pequeño, con ojitos tratando de encontrar tu rostro
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de sentir el calor de tus caricias madre eterna,
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me aferraba a tus manos e intentaba disfrutar de tu
sonrisa.
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Y fui creciendo, seguía tus pasos, subido en la nave de
tus sueños
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viajaba por el universo de tus manos,
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en el vuelo interminable de tu máquina de coser
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dibujando cometas construidos con tus telas
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y luego aterrizaba en la calma de tu mar inmenso de amor
y paciencia.
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Fueron testigos…los trajes que la magia de tus manos
crearon
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ante la más grande visión de los tiempos…
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Si algún día me preguntan: ¿Quien fue mi madre?
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Les diré:- Fue una estrella construyendo el universo
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y en sus manos se estrecharon innúmeras gotas de vida-,
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les diré:- Que jamás dibujaste un no en tus labios
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y que innúmeras flores nacieron en el jardín de su
sonrisa-.
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Fueron gotas de lluvia que cayeron en tierra firme
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y calmaron la sed del desierto.
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Lo dicen las mañanas de tu amanecer sincero
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Las tardes de tus luchas en la quinta
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Las noches de tu sueño dulce y tierno
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Ahora que eres madre luna, amiga, compañera eterna
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una oración y poesía.
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