En una bahía sin nombre
|
navegué en la cadencia
|
de tus curvilíneas caderas
|
arribando feliz a tu paraíso.
|
|
Tus refulgentes muslos
|
se escurrían por mis manos
|
como mis relamidos besos
|
en tus erguidos pezones.
|
|
Me hundí en tus honduras
|
calando tu fruto maduro
|
en un puerto que extravió
|
su nombre en una noche.
|
Del
libro: “A la Amante”
0 comentarios :
Publicar un comentario