Toda
mesa comprende al hombre y lo anima en el binomio
a
solo, a congregado, a solo.
Toda
mesa está comprendida en el nombre de la cruz
y
en los cruzamientos
sin
embargo
alguna
vez sufre (o ha sufrido) la tal profesa herida
de
la bagatela
alguna
vez en ella escatimados.
Inesperadamente
llega la noche sobre la mía
las moribundas partículas de la imagen directriz
hacen
malabáricas
figuras.
Queda
la arcilla
las
manos pardas
el
oscuro musgo en las comisuras
las
candelas encendidas
el
vino opaco.
(En “La poesía nos une”. Selección MaritaTroiano.
Carpe Diem editora)
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