Perú mío, tu
tiempo es plomo hervido
en la dura batalla del silencio.
Tu tiempo es el herido que aún espera
un alivio de luz, de amor, de trigo.
Perú mío de roca oronevada,
de choza y papas huérfanas,
de coca labradora de olvidos,
de ojota blanquecina con largas caminatas…
que casi nunca llegan.
Tu tiempo es un reloj crucificado
deteniendo tus brotes ateridos.
Hoy contemplo tu herida
dolidamente abierta a la esperanza.
No sé cómo cantarte,
no sé como callarte,
no sé cómo decirte que eres mío y extraño.
Desarraigado en ardua geografía
estás cerca…y tan lejos,
estás lejos ¡tan
hondo!
Ansío que rompas las compuertas
de tus horas fecundas
y te lluevan los libros y la leche
desde todas las ubres del destino.
Comenzará el transcurso para tu tiempo herido,
cuando tu cuerpo mutilado se una
y se unifique tu color en una sola sangre
porque sus sombras
congeló los siglos.
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