A veces, cuando las nubes alzan vuelo
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Veo encender las brasas
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De un mustio color ocre,
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Cómo suenan entonces las ramas
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Doliéndose del viento
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Batiendo sus hojas sobre la tierra
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Encendiendo la tarde…
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A veces, digo, cuando a baja voz
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Dejas secretos encaramados
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Que no llego a escuchar
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Creo que el último trago
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Fue tan amargo que las copas
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Rodaron y no serán recogidas…
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Eso porque a veces
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Si doy dos pasos hacia las sombras
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Es porque pienso que la noche
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Será más dulce
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Que su placidez me inundará con suaves
cantos
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Que esconderá los rostros fieros
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Que acallará el tronar a duendes y huesos…
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Digo que a veces
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Con el morral a la espalda
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Culminando el camino
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Podré tener a mis pies y
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A un lejano palmo de la mano
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La entera ciudad de los dioses…
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Eso lo digo por decir
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Sabiendo que la montaña es blanca
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Cuando la pálida luz de los cielos
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Deja sus huellas en ella
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Que es tan verde como el amanecer en
primavera
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O tan negra como la última sombra de la noche…
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Hoy, voy a abrazar un largo silencio
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De aquellos que languidecen con la vida
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Voy a conservar una voz seca
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La voy a desgranar segundo por segundo
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Porque de aquel silencio
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Seguro nacerá un sólido grito
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Un grito contra los muros
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Un grito repetido y reiterado
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Un grito sin secretos
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Aquel que romperá el falso dilema
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Que fragmenta la vida de la muerte…
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Entonces hablaré con voz entrecortada
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En tono extraño
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Entonaré nuevos versos y vieja prosa
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Entonces mi voz te dirá
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Que todo
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En absoluto todo
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Valió la pena…
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