Algún día
renunciaré
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a todos los
atuendos de mi alma.
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Descartados
serán
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máscaras y
vestiduras utilizadas
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en mi vano
empeño
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de ser
visto, de ser querido,
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no como
realmente soy
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sino como
quería ser visto.
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Podrás auscultar en directo
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mi real dimensión.
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Verás si hay profundidad o llanura,
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si amo como digo que amo
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a mi gente, a la humanidad, a la Patria,
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a los que conmigo conviven,
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a mi casa, a mi bandera, a los que me rodean,
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a la Verdad, a la música, a la guitarra,
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a la poesía, a los libros,
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a la búsqueda de la realidad solapada
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bajo siglos de polvo y fuego fatuo.
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Cuando a mi alma desnuda veas
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no te afanes en vestirla;
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Dios lo hará
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con vestiduras nuevas.
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