Si decides tupir ambos
oídos
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con trozos de desdén o de
desprecio,
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yo, prestado al cielo
tomaré
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el ímpetu arrollador de
los truenos.
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Así mi voz-espada
accederá
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por tu piel, por el total
de tus huesos,
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y mi mensaje hasta tu
alma llegará
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y no tendrás otro místico
remedio
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que responder a mi
réplica insistente
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al decirte con el alma
que te quiero.
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Imaginación arrolladora del autor, solo espero, que se ímpetu no sea un rayo fulminante.
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