Siempre hubo
ante mí
una puerta cerrada
de roble oscuro
muda:
tabla de mandamiento...
Y hoy ha nacido
otra, abierta:
marco de nubes,
abismo
para vaciarme
y ser alimento
de soledades.
Estoy frente a dos puertas:
una cerrada, negada,
la arrastro, me pesa,
duele
como mi propia carne;
la otra , fría, etérea
vana como el suicidio.
MARÍA T.
OLIVERA DE CHUMPITASI. (1936 – 2010)
Poesía
plena de sensibilidad y ternura.
Qué decirle al silencio cuando el silencio nos
regresa verso a verso el recuerdo de una gran poeta de la generación del 80. Un
espíritu selecto en eterna vigilia de inspiración creadora capaz de descifrar
los secretos de la humanidad que la rodeaba.
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